Este miércoles tuvo lugar un hito sin
precedentes en la exploración espacial: una sonda de la Agencia Europea
ha protagonizado el primer aterrizaje en un cometa. El sistema que debía
evitar el rebote contra el cometa no funcionaba, tampoco los arpones
para anclarlo a la superficie. Está sujeta con tornillos. Una vez
separada de Rosetta, la sonda viajó a 18 centímetros por segundo hacia
el cometa, al que llegó a las 17.04 horas, según la ESA.
La batería de Philae
El módulo Philae ha comenzado sus experimentos sobre la superficie del
cometa 67/PChuryumov-Gerasimenko, pero los próximos resultados tal vez
no lleguen a la Tierra porque sus baterías pueden agotarse y si sus
paneles no reciben suficiente luz solar.
El equipo científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) compareció hoy
para ofrecer los últimos detalles de la misión, con la esperanza de
mantener un nuevo contacto con el módulo en torno a las 21.00 horas GMT
si las baterías tienen suficiente potencia para transmitir los datos.
La señal de ese contacto debería llegar a la Tierra alrededor de una
hora y media después.
"Si no recibimos datos es muy probable que las baterías se hayan
agotado", reconoció el director de la misión Philae, Stefan Ulamec,
bromeó a continuación.
Aun así, aseguró, no debe cundir la decepción ni olvidarse que se ha
logrado un "éxito" histórico al llegar a un cometa.
Los científicos confirmaron que todavía están intentando localizar la
ubicación precisa del módulo, que rebotó dos veces y no aterrizó donde
estaba previsto.
En ese lugar habría tenido siete horas de luz solar al día que le
habrían permitido cargar las baterías, pero en estos momentos, según los
últimos datos, un panel sólo recibe una hora y veinte minutos de luz y
el otro entre veinte y treinta minutos.
Si contacta esta noche, el objetivo es intentar rotar ligeramente los
paneles para reorientarlos, aunque la operación no está todavía
decidida.
DAVID VILLACAMPA RUIZ
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